El mes de junio es el mejor momento para saborear una de las frutas más deseadas del verano. Las cerezas. Con hueso, de tamaño pequeño y con 60 kcal por cada 100 g. Este fruto, rico en hidratos de carbono por la presencia de azúcares naturales y gran fuente de vitaminas, fibra y agua, nos acompaña menos de lo que nos gustaría.
Existen distintas variedades de cereza. Y, como seguro sabrás, la más conocida es la picota. Más dulce y con menos acidez. Originaria de Extremadura, en la zona del Valle de Jerte y por la zona de la Vera, es la cereza con más calidad y mayor sabor.
Una vez en el mercado, escoge las que tengan un mejor aspecto. De piel firme, tersa y brillante. Y, por supuesto, sin roturas ni golpes. Más tarde en casa, revisa que estén todas correctas para colocarlas en un frutero limpio y espacioso. Recuerda que nunca hay que lavarlas antes de meterlas en el frigorífico. La humedad es su peor enemiga. También se pueden congelar, pero mejor que sea sin el hueso.
A la hora de incluirlas en tus recetas, será muy fácil. Postres, salsas, carnes al horno, smothies…
Las cerezas siempre son bienvenidas.

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